Conner fue encontrado en la calle pero por su carácter y simpatía no es un gato callejero.
Es joven y muy bueno, le gusta la compañía de otros gatos y, sobre todo, de las personas.
Cuando nos ve llegar empieza a ronronear para que le demos un mimos, y ronca su cabeza contra nosotras.
Tiene un poco de miedo a los ladridos de los perros y se pasa el día escondido en una caseta que tiene en su jaula.