Potrilla es una perrita con muchos miedos. Hay que darla el espacio y el tiempo que necesita, sin forzarla, sin agobiarla,… con terapia positiva, paciencia y mucho amor. Todo lo que nunca obtuvo del ser despreciable que la abandonó porque nuestra pequeña, hasta ahora, sólo ha conocido la crueldad y la indiferencia.
Es importante saber que, quien adopte a Potrilla, no se va a encontrar una perra que desde el principio haga todas las “monerías” que hacen los perros sin traumas. Potrilla no va a mover el rabo hasta que no coja confianza, no va a buscar caricias ni va a dormir a tu lado, quizás, ni siquiera sea capaz de comer si estás presente. Todas estas cosas seguramente las consiga hacer, sí, pero con muchísima paciencia y respeto a su ritmo. Sabiendo interpretar cuando algo la incomoda y se debe ir despacio y anteponiendo su seguridad ante todo.
Potrilla espera esa familia que sepa entenderla y ayudarla, esa familia que poco a poco transforme con amor a este gran diamante en bruto. Nuestra pequeña necesita trabajo, pero también regala una gran ilusión y alegría en cada avance. Descubrirás una gran satisfacción si te implicas en esta gran aventura.