Yani llegó al albergue junto a sus dos compañeras de vida. Las tres fueron requisadas a su familia por tema de drogas.
Llegó muy delgada y con mucho miedo. Sus amigas han encontrado un hogar pero ella sigue buscando dónde ser feliz.
Es obediente y tranquila, sale a pasear y a quemar energía y después vuelve a su jaula sin rechistar. Le gusta pasear con correa y se lleva muy bien con otros perros.
Comparte jaula con un mastín macho y no tiene problema, además previamente ha compartido jaula con hembras.
Con la gente es un encanto, es buena y fiel. Le gustan las caricias pero no parece estar acostumbrada a recibirlas.