Rania llegó al albergue junto a sus 3 hermanos, pero venían muy malitos y aunque los ingresamos, los chicos no tuvieron muy buena suerte.
Rania llegó muy asustada, y todo lo que le pasó no le ayudó a mejorar ese miedo. Al principio incluso mordía, apenas nos podíamos acercar a ella.
Poco a poco, viendo que solo queremos lo mejor para ella, se ha ido relajando y ahora es otra perrita.

Es un poco tímida al principio, le da un poco de miedo que la cojan, pero una vez la tienes, se pone contenta, mueve la colita tímidamente e incluso te da besitos. Ha entendido que nadie más le hará daño.

Con otros perros se lleva muy bien, comparte jaula con dos cachorras más y es muy buena y tranquila.