Bendi fue encontrado en la calle con pánico a la gente.
Sus primeros días aquí fueron muy malos, tenía mucho miedo a todo y estaba a la defensiva.
El día que nos tocó traerlo al albergue tuvimos que meterlo a un transportín, ya que la correa le daba miedo y se hacia daño en la boca intentando escapar.
Poco a poco se va relajando, se pone muy contento cuando nos ve y viene a recibirnos, incluso nos busca para acariciarlo cuando estamos despistadas.
Comparte jaula con otros perros y eso le viene muy bien, es muy fiel a sus compañeros y le ayudan a que su desconfianza desaparezca.
Sale fuera de la jaula a jugar con otros perros y disfruta mucho, corre y se divierte detrás del resto de amigos.
Con la correa no sabe pasear, además no sabemos que le ha pasado pero es verla y esconderse.
Aunque va mejorando, necesitamos para Bendi una familia con mucha paciencia y que esté dispuesta a dedicarle tiempo y darle mucho amor.