Me llamo Beverly soy una gata joven y buena. Pero me queda algo de miedo con los humanos. Mi familia anterior me abandonó y sobreviví en la calle como pude, con mis chiquitines, los cuales me robaron y a consecuencia de ello tuve una mastitis que casi me cuesta la vida, eran muy pequeñitos y aún lactantes. No se pueden quitar a una madre sus cachorros y dejarla a ella en la calle. Me enfadé mucho, corría buscándolos y en mi desesperación cruce la calle sin cuidado y me atropellaron.
Tenía un dolor terrible en la pata y casi no podía caminar. Hasta que llegaron a rescatarme porque LARA se enteró de mi situación y no dudó en ayudarme.
El veterinario me puso medicación para la mastitis y me operó la patita, tenía una fractura de fémur que no podía curar sola. Ahora me voy recuperando, poniéndome muy guapa y cogiendo confianza con los humanos. Aunque me está costando, en la calle me dejaba tocar por todos y lo único que logré es que me quitasen a mis peques. En un hogar todo sería más fácil, tener una familia que me quiera y sentirme protegida
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