Me encontraron muy debil y hambrienta, llevaba días sin comer ni beber porque los gatos caseros no sabemos sobrevivir en la calle, estaba al límite de mis fuerzas, no me quedaba ninguna esperanza, pero unos humanos buenos me vieron y me trajeron a LARA, aquí me estoy poniendo muy guapa y gordita.

Soy muy buena y me dejo acariciar, pero me dan miedo los extraños, cuando llega alguien nuevo agacho la cabecita e intento pasar desapercibida. Me han pegado muchas veces y no se cuando va a ser la siguiente

Necesito un hogar definitivo, que no me vuelvan a abandonar y me quieran mucho.

adopciones@asociacionlara.org