Mis humanos solo me quisieron mientras fui una cachorrita, después me echaron a la calle. Tenía hambre y miedo, y todo empeoró cuando tuve a mis bebes. Mis tres pequeños corrían peligro de morir, yo empezaba a estar muy debil y no podía alimentarlos lo suficiente.
Pero alguien se había fijado en mi y me sacó de la calle, hice un viaje muy largo hasta Madrid y ahora estoy en la asociacion LARA con mis chiquitines, protegidos y queridos, pero necesitamos un hogar definitivo con una familia que nos quiera.