Ivy fue encontrada junto a sus dos hermanas en la calle, muertas de miedo. Suponemos que su madre sería una gatita salvaje y por algún motivo se separó de las cachorritas.
Ivy es tranquila y muy buena. Al principio estaba asustada pero poco a poco ha ido ganando confianza en nosotros y nos busca ronroneando cuando nos ve.
Con otros gatos se lleva bien, es joven y juguetona. Además, podría acostumbrarse a vivir con perros.